Este modelo organizativo no tiene una estructura definida,
ya que su diseño puede adoptar diferentes formas, según cuales sean las
necesidades de respuesta a las tareas y objetivos a desarrollar.
Este modelo es difícil de representar con un organigrama
específico. Se basa en la aplicación de los principios del equilibrio interno,
siendo además importante su gestión orientada a los objetivos y el énfasis en
el trabajo en equipo, gracias a la motivación, participación y comunicación
entre sus miembros.
Este tipo de organización es la consecuencia de unas
actitudes positivas para el trabajo en grupo y unas aptitudes profesionales destacadas
y muy cualificadas, lo cual hace que sea característica en empresas pequeñas y
medianas con un sistema técnico muy sofisticado o intensivo en tecnologías
avanzadas y con procesos productivos por pedido y flexibles. Este modelo es el
usual en empresas de ingeniería o de consultoría, o en centros de estudio de
I+D, descentralizados, de empresas de mayor dimensión.
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